Cuando renunciar es elegir la calma sobre el ruido

Hay momentos en la vida que parecen simples decisiones laborales, pero que en realidad son portales hacia una transformación profunda. Este relato no es solo sobre una renuncia, sino sobre el descubrimiento de una virtud que se había desarrollado en mí a través del tiempo: LA TEMPLANZA. Y cómo el sufrimiento, lejos de ser un castigo, puede convertirse en el fuego que nos forja.

💼 El día que presenté mi renuncia

Era un viernes de julio cuando decidí presentar mi renuncia a la Gerencia. Me la recibió, pero no la aceptó en ese momento. Esa misma tarde me hizo una contraoferta. Agradecí el gesto y pedí que me permitieran pensar durante el fin de semana, con la condición de darles una respuesta definitiva el lunes.

Más tarde, la Gerencia conversó conmigo. Me dijo que uno de los motivos por los cuales no aceptó mi renuncia fue porque habían visto en mí una persona con Templanza. Que, a pesar de las situaciones difíciles, nunca tuve una mala reacción.

Me compartió algo que me tocó profundamente: “El don de la templanza lo da el Espíritu Santo a las personas que han sufrido.” En ese instante, se me llenaron los ojos de lágrimas. Sentí que toda mi vida pasó por mi mente en cuestión de segundos. El corazón se me estrujó. Nadie antes me había dicho algo así. No pude responder, solo asentí con la cabeza y me mordí los labios para no llorar.

🌿 Reflexión sobre el valor de la templanza

La templanza me ha ayudado a tener más serenidad ante momentos de tensión. También me ha enseñado a soltar y dejar ir.

Me permitió guiar, apoyar y consolar a mi hijo cuando me confesó que se había enamorado de un amor prohibido. No me escandalicé. Acepté con calma que mi bebé había crecido y estaba abriendo sus ojos ante la vida.

También me ayudó a dar un cierre definitivo a la relación con mi ex pareja, sin transitar por un duelo. Porque esa etapa la viví mientras estaba dentro de esa relación tóxica.

La templanza me dio claridad para entender que el sufrimiento vivido tenía un propósito: fortalecerme.

🧘‍♀️ El fin de semana de introspección

Ese fin de semana lo viví con una mezcla de emociones. Por un lado, me sentí conmovida por las palabras de mi Jefa. Me hizo pensar en cómo los demás pueden ver virtudes en nosotros que aún no reconocemos. Me sentí agradecida.

Por otro lado, estaba confundida. ¿Cuál sería la mejor decisión?

La señal definitiva llegó el domingo por la tarde. Mientras tomaba una siesta, desperté asustada. Soñaba con asuntos de trabajo, como registros y tareas olvidadas. Sentí que no tenía el control. Esa sensación se repetía cada madrugada. No quería vivir el resto de mi vida soñando con el trabajo.

🔥 La decisión final

Decidí irme. Lo hice por amor propio, por fidelidad a mí misma, por necesidad de cambio.

Elegí ser fiel a mi sueño de convertirme en Escritora, de escribir mi primer libro, de inspirar a otros con mi historia, mis experiencias y aprendizajes. Quiero devolver al Universo todo lo que se me ha dado.

Y qué mejor manera de cambiar de trabajo que brindar mis servicios administrativos a una Editorial, un entorno que se alinea con mi propósito.

🌸 El alma lista para florecer

Aquel viernes de julio no fue el día que renuncié. Fue el día que me reconocí.

Ese lunes no solo entregué una respuesta. Entregué una versión más consciente de mí misma. Porque entendí que la templanza no es resignación, es fortaleza con alma.

Hoy sé que cada lágrima contenida fue una lección. Y que cuando alguien ve en ti lo que tú aún no ves, es porque el alma ya está lista para florecer.

🌾 Una invitación desde el alma

Si estás atravesando un momento de cambio, recuerda que el sufrimiento puede ser el fuego que templa tu alma. Escucha las señales, honra tu historia y sé fiel a ti misma. ¿Has vivido una experiencia similar? Me encantaría leerte en los comentarios o que compartas este texto con alguien que lo necesite.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *